En la antigüedad los egipcios utilizaban
óvulos hechos de estiércol de cocodrilo, miel y bicarbonato de sodio para
introducirlos en la vagina como un método de control de natalidad femenino.
Hacia
el siglo XVIII las mujeres en Francia humedecían esponjas con brandy, un licor
obtenido de la destilación del vino, y se las introducían en la vagina; el jugo
de medio limón era también utilizado como método anticonceptivo, y
recientemente fue demostrada su actividad espermicida mediante ensayos in vitro.
Con el tiempo, han sido probados nuevos productos que podrían utilizarse como
métodos espermicidas. Se han realizado ensayos con aceite de semilla de algodón
en los cuales se demostró una notable disminución de la movilidad espermática,
incluso se han realizado experimentos tratando de probar la actividad
espermicida de las bebidas gaseosas Coca-Cola y PepsiCola, sin embargo la
movilidad espermática no fue menor al 70% en ninguno de los dos casos descartando la idea inicial de su posible
efecto como espermicida. Recientemente, fue publicado un artículo en el cual se
refuerza la mala idea del uso de la Coca-Cola como anticonceptivo debido a que
además de no reducir la movilidad de los espermatozoides, una breve exposición
al líquido por vía vaginal daña visiblemente las células de la superficie, y el
alto contenido de azúcar de la bebida gaseosa puede promover la proliferación
de hongos y bacterias en el epitelio.
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